MASA QUEBRADA

La masa quebrada ó pasta brisa (pâte briseé en francés) es una masa muy fácil de hacer y tiene múltiples usos tanto en salado como en dulce.  Su textura es finamente crujiente y su sabor muy suave.  Es ideal para quiches, base de tartas, tartaletas, galletas...

Es una masa que ha de trabajarse muy poco y mantenerse refrigerada.

Masa Quebrada

2 moldes de 25 cm.    /    Preparación:  20 minutos + tiempo de reposo

 
Ingredientes:
· 250 gr. de harina.
· 125 gr. de mantequilla en trocitos pequeños.
· 50 ml. agua fría.
· 1 pellizco de sal.
· 1 cucharadita de azúcar.

 

Con thermomix:  se pone el harina en el vaso y después el resto de ingredientes.  Se programa 15 segundos - velocidad 5.  Se pone la masa en un recipiente tapado y se refrigera durante media hora.

Tradicional:  se tamiza el harina en un cuenco junto con la sal y el azúcar.  Se hace un hueco en el centro y se añaden la mantequilla y el agua, mezclando con los dedos hasta que se integra todo.  Se tapa el cuenco y se refrigera durante media hora.

Pasado el tiempo de reposo en frío se saca la masa y se estira dejándola muy fina pero sin manipularla en exceso para que no se ablande.  Se enharina el molde a utilizar y se coloca la masa estirada. Se ajusta a la forma del molde y se recortan los bordes.  Se pincha la masa con un tenedor para evitar que suba en la cocción.  Se pone el horno a precalentar a 180º y mientras tanto se mete el molde con la masa en el congelador (de esta manera la masa no se reblandecerá al meterla al horno y mantendrá la forma por los bordes sin doblarse).  Cuando el horno alcance la temperatura adecuada se saca el molde del congelador y introduce en el horno durante unos 10 minutos (ó hasta que la masa se vea ligeramente dorada).  Se saca del horno y ya se puede utilizar para rellenar con lo que se desee. Si el relleno también ha de hornearse no dorar en exceso la masa, pues tendrá que volver al horno de nuevo con el relleno.

Esta masa puede conservarse perfectamente en el frigorífico durante unos días, en un recipiente bien tapado con film transparente o dentro de una bolsa. También puede conservarse dos o tres meses en el congelador y usar dejándola descongelar antes en el frigorífico.